Préstamos a familiares y amigos, ¿Un problema?

 Por Jorge Muhlia.

La familia es para apoyar, es lo que siempre nos enseñaron de chicos, ¡Cuida a tu hermano!, ¡El mayor es responsable por los hermanos menores!, son sin lugar a dudas códigos de conducta que todo padre busca inculcarle a sus pequeños, sin embargo, el tiempo pasa y cuando somos adultos es difícil decidir hasta donde poner el límite.  Por un lado no le daríamos un tequila a un alcohólico, pero si es nuestro familiar, que ha pasado la vida disfrutando y sin trabajar, tenemos remordimiento en decirle que no le prestamos dinero.

Sin embargo desde los tiempos antiguos la Biblia reconoce los problemas que esto acarrea, y en Probervios 22:7 dice claramente: “El rico domina a los pobres y el deudor es esclavo del acreedor.” Quiere decir que después de un préstamo, las comidas familiares no tendrán el mismo sabor, porque el acreedor siente que su familiar debería terminar de pagarle en lugar de comprarse el teléfono nuevo o irse de vacaciones, de repente todo se cuestiona.

Por otro lado, aunque en algunas honrosas y escasas ocasiones, los préstamos son devueltos y hasta con interés, lo normal es que el deudor asume que no necesitamos el dinero, que estamos bien económicamente y somos los ricos de la familia.  Inclusive, después de prestar una vez, se vuelve una obligación y tenemos la reprobación familiar si nos negamos.

Por eso te recomendamos:.

I. No le prestes a amigos o familiares (o le vendas la tele, el coche o la casa y que te la vaya pagando como pueda), es muy probable que se dañe la relación entre ustedes

II. Vuelve a leer el punto I

III. Si quieres apoyarlos, acuerda con tu pareja cuánto dinero estarías dispuesto a regalarles y hazlo sin esperar nada a cambio, no será el monto total pero ayuda

IV. Si después de todo quieres seguir adelante, es necesario que las condiciones del préstamo queden por escrito, se especifique las fechas y monto de los pagos, de preferencia con testigos. También se recomienda que tu apoyo vaya de la mano con “buenos comportamientos”, es decir, condicionar la entrega a cambios de conducta que sin lugar a duda han llevado a este punto al deudor. “Te presto pero vas a buscar un trabajo”, no seas cómplice de los malos comportamientos de tu familiar o amigo… y finalmente toma providencias y no esperes recuperar tu dinero, las estadísticas están en tu contra.

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